O cambiamos el modelo educativo o será imposible hablar de convivencia pacífica: Consejos para educar la cooperación desde la infancia

W2554721 1000El jueves 30 de enero, Día escolar de la no violencia y la paz (DENIP) veremos multitud de palomas blancas pero los niños se seguirán pegando e insultando en el patio del colegio. ¿De qué habrá servido?

Solo conseguiremos un mundo mejor si los niños y niñas desarrollan una personalidad rica en valores desde la primera infancia. Y no lo estamos haciendo bien. Nos estamos equivocando en el CÓMO y en el CUÁNDO.

Nuestra sociedad valora más la competición que la cooperación. O se cambia el modelo educativo o la paz será una utopía.

Consejos para educar la cooperación desde la infancia.

Si visitamos el patio de cualquier colegio en la hora del recreo podemos ver una estampa típica de niños y niñas gritando, saltando, divirtiéndose, corriendo o jugando, pero si observamos bien nos damos cuenta de se están dado muchos conflictos y situaciones que distan mucho de ser un ejemplo de convivencia pacífica: niños que se pelean por que quieren usar el mismo juguete, otro grupo de niños que quieren jugar al corro pero no quieren coger de la mano al niño que tienen al lado sino a otro, los niños que quieren estar al lado de la profesora y se dan empujones para ello, dos niños que no quieren dejar a otros que participe en sus juegos, otro grupo que discute por algún asunto relacionado con la película de moda, etc. Son escenas normales de un patio de colegio normal.

Si ponemos la televisión veremos acalorados debates en los que ni si quiera se respeta el turno de palabra, líderes políticos más preocupados por su ego que por trabajar en equipo para mejorar la vida de los ciudadanos, informativos en los que la realidad super la ficción, películas con escenas violentas y tramas truculentas, “influencers” cuyos méritos son de dudosa reputación… y eso es lo habitual y hemos acostumbrado a los niños a que así sea. Estamos mostrando un modelo de sociedad basada en la competición y no en la cooperación.
Ya lo decía la ilustre pedagoga italiana María Montessori (1870- 1952) “Todo el mundo habla de paz, pero nadie educa para la paz. La gente educa para la competencia, y la competencia es el principio de cualquier guerra”.

No solo es que persisten los conflictos armados, sino que basta mirar a nuestro alrededor para comprobar que vivimos en una sociedad cada día más violenta y agresiva, donde poder vivir Juntos y en Paz es cada día más complicado. Se valora más la competición que la cooperación, la “picaresca” frente al esfuerzo o el egoísmo frente a la empatía…

Cómo educar la cooperación desde la primera infancia
Cooperar implica trabajar juntos, tomar parte de algo con otros para alcanzar un fin común. La cooperación tiene una doble dirección, una reciprocidad: yo beneficio a los demás y ellos me benefician a mí.

Desde que el niño nace debe aprender a vivir en sociedad. Establece vínculos con las personas de su entorno porque los necesita para subsistir. El pequeño tiene una tendencia innata a la socialización. Sin embargo, el egoísmo también forma parte de su naturaleza humana, le sirve para cuidarse y protegerse a sí mismo. Para llegar a cooperar es necesario adquirir conciencia de la propia individualidad y de la de los otros, sólo de ese modo existe la interrelación: hablar y escuchar, dar y recibir, ayudar y recibir ayuda, etc.

La cooperación debe estimularse desde las primeros años, en los que las conductas insolidarias y egocéntricas son frecuentes. A medida que el entorno empieza a moldear la personalidad en desarrollo del niño y éste realiza acciones a favor de los demás, el egocentrismo inicial va dando paso a la conducta cooperadora.

Para formar las premisas que servirán de base al aprendizaje de este valor, es necesario promover la realización de múltiples actividades en las que sea necesario coordinar acciones para realizar un trabajo conjunto: prestar ayuda a otros para alcanzar un fin común, sentir alegría colectiva por el logro de un resultado, apreciar la ayuda en momentos difíciles, defender a los compañeros y ayudarlos cuando se encuentran en dificultades, etc.

Consejos para educar la cooperación desde la infancia:

•Exigir al niño un grado de cooperación adecuado a su madurez. Los padres necesitan conocer a su hijo, confiar en su potencial y ofrecerle apoyo y estimulación en vez de sermones y castigos.

•El nivel de cooperación que le piden no puede ser mayor al que los padres se exigen a sí mismos.

•Es importante que sienta la comprensión de los padres sobre sus limitaciones y su egoísmo, pero esto no implica renunciar a pedir su voluntad de cooperación.

•Los padres y los adultos de su entorno se convierten en modelos y el niño tiende a imitar lo que les ve hacer. Si los adultos cooperan con los demás, el niño tenderá a copiar estas conductas y más tarde las desarrollará por propia iniciativa. Se enseña a cooperar siempre con las acciones y, de vez en cuando, con las palabras.

•El mejor modo de educar la cooperación del niño es cooperar con él. El pequeño tiene diferentes formas de pedir la cooperación, con palabras, con gestos, con silencios, con su presencia, etc., invita a los padres a jugar, a trabajar juntos, etc.

•No se fomenta la cooperación al ejercer una autoridad arbitraria, sino aplicando la autoridad objetiva. Imponerse al niño con superioridad y subordinación fomenta las luchas de poder o la indefensión del pequeño. Los padres pueden ejercer su influencia por medio de normas de convivencia compartidas.

•Planificar en familia, todos juntos, las rutinas y las responsabilidades compartidas y propias. Procurar la participación de todos al exponer los problemas, buscar posibles soluciones y adquirir compromisos compartidos.

•Hacer ver al niño los errores como oportunidades para aprender: que reconozca el error como responsabilidad sin fomentar el sentimiento de culpa, que se disculpe y resuelva el conflicto en colaboración con la persona o personas a quienes ha ofendido.

 

Solo así, aprenderemos a vivir juntos y en Paz. Aprender a vivir juntos y en Paz no se logra, ni ha logrado, por resolución, por promulgar una Ley o pintando muchas blancas palomas o pronunciando bellas palabras, sin duda cargadas de indudables buenas voluntades y voluntarismo, como la propia sociedad se encarga día a día de demostrarlo. Cuando empecemos a educar para cooperar y no para competir, empezaremos a aprender a convivir juntos en paz.

La educación para la convivencia pacífica debe tener lugar en los centros escolares durante todo el curso académico y no solo hoy. Para ello, AMEI-WAECE ha desarrollado el programa “APRENDER A CONVIVIR…. EN PAZ desde la primera infancia: Educando la personalidad del niño y la niña y sus valores” que se compone de 42 unidades didácticas, cada una de ellas busca educar los valores que dan como resultado la convivencia pacífica según un estudio realizado por AMEI-WAECE en más de 20 países. Disponible en español, inglés y árabe en http://www.aprenderaconvivirjuntosyenpaz.org/

Los valores son: Autocontrol, Laboriosidad, Autoestima, Orden, Amor al esfuerzo y el trabajo conjunto, Creatividad, Valentía, Flexibilidad, Paciencia, Responsabilidad, Honestidad, Amor y comprensión, Sensibilidad, Veracidad, Perseverancia, Curiosidad, Resiliencia o Tolerancia a la frustración, Confianza en sí mismo, Independencia, Persistencia, Amabilidad, Confianza mutua, Amor filial, Cooperación y ayuda mutua, Amor y comprensión, Amistad, Bondad, Amor a la naturaleza, Respeto a lo ajeno, Generosidad, Justicia, Compasión, Colectivismo, Obediencia, Libertad, Gratitud, Respeto del bien común, Sinceridad, Amor a lo nuestro o Patriotismo, Tolerancia, Respeto a la Diversidad y Solidaridad.

Nos proponemos una habituación continua en los niños que condicione cualquier actuación en el futuro, un traspaso de valores que permanezca a lo largo del tiempo, que se prolongue durante toda la vida.

La Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) es una entidad asociativa totalmente independiente y sin ánimo de lucro, cuyo fin básico es la ayuda a los maestros de los niños más pequeños. Se constituyó a finales de 1991 como movimiento de renovación pedagógica de la educación infantil (de 0 a 6 años). Es Compañero de Primera Infancia de UNESCO, está Asociada al DPI/NGO de las Naciones Unidas (UN), es miembro de la Sociedad Civil de la Organización de Estados Americanos (OEA), entre otros. Desde sus orígenes tiene firmado con el Ministerio de Educación un convenio para la formación continua de los trabajadores del sector, así como con la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid (donde reside su Sede Central). Más información en waece.org

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