Featured

El despertar de Eva... Cuando el límite que falta... soy yo

Hola querida Eva que me lees, una semana más aquí estoy para continuar con nuestro despertar.

Hoy hablamos de cuando los límites no sólo se lo debemos poner a los demás, sino, también  a nosotras  mismas.

Vivimos en una era donde se nos repite hasta el cansancio: “pon límites, cuida tu paz, aléjate de quien no te hace bien”. Y sí, es necesario. Es esencial alejarnos de lo que nos hace daño, de lo que intoxica, de lo que apaga. Pero hay un ángulo menos explorado, menos cómodo… y más transformador:

¿Qué pasa cuando no es el otro el que me hace daño, sino yo misma al no saber dónde decirme basta?

Este no es un artículo para culparte. Al contrario. Es una invitación a mirar dentro, a dejar de huir de esa parte de ti que grita por atención y respeto propio.

Porque a veces no es que el otro cruce la línea, es que esa línea, yo nunca la dibujé.

Y es ahí cuando recaemos en esa falsa paz del “no pasa nada”. Recuerdo una conferencia que doy a los alumnos instituto y les advierto del peligro que esconde el “no pasa nada” porque esa frase esconde de muchos silencios.

¿Cuántas veces has dicho “no pasa nada” mientras por dentro algo se rompía?

¿Cuántas veces has permitido comentarios, actitudes, silencios hirientes, pensando que el amor lo puede todo o que mejor evitar conflictos?

¿Y cuántas veces ese “evitar el conflicto” terminó siendo una guerra silenciosa dentro de ti?

Poner límites a los demás es solo la mitad del trabajo. Pero, la parte más profunda y muchas veces más dolorosa, es justo esa  segunda parte, la de ponernos límites a nosotras mismas.

A no seguir en lugares donde ya no somos vistas. A dejar de justificar lo que nos lastima. A dejar de dar oportunidades infinitas en nombre del amor. A parar la voz interna que nos exige ser siempre fuertes y estar disponibles para todos, menos para nosotras.

Y, ¿sabes que?  la responsabilidad emocional que a veces  asumimos no siempre es nuestra. No somos responsables de lo que nos hacen, pero sí lo somos de  lo que permitimos que se repita.

Y esto no se trata de autoculpa. Se trata de autorresponsabilidad, que es muy distinto. Porque asumir nuestra parte es un acto de amor propio. Es decir; yo también participo de este desborde. Yo también tengo que cuidarme de mí.

¿Sabes cuál es uno de los gestos más valientes de este siglo para una mujer?

Decirse “Esto ya no más. No aquí. No así.” Y punto. Fi  del comunicado.

Y es ahí cuando aparece el famoso punto de quiebre, ese que no siempre llega con un grito ni una traición. A veces llega en la forma más sutil. Con una mirada que no se sostiene, una promesa que no llega o una emoción que se repite y repite hasta que una parte de ti despierta. Y ese despertar no es ruidoso, es silencioso. Es interno, y, es imparable.

Porque cuando empiezas a ponerte límites a ti misma, empiezas a elevar el estándar de lo que vas a permitir afuera.

Y dirás,  es muy fácil decirlo pero, ¿Cómo empiezo? Pues te comparto  algunas pautas que te invito a poner en práctica  porque funcionan, y estas son:

  1. Reconociendo tus emociones sin censura. Si algo duele, no lo tapes. Escúchalo.
  2. Diciéndote la verdad. No esa que suena bonita, sino la que libera.
  3. Trazando tu mapa de no-negociables. Haz una lista… ¿qué no puedes permitirte seguir aguantando?
  4. Aceptando que sanar es incómodo. Pero quedarte donde no eres feliz, lo es aún más.

Amiga mía, ponerte límites a ti misma no es una traición, es un acto radical de amor. Es dejar de romantizar la entrega ciega, es entender que cuidarte también es decir “no puedo más”, “no quiero esto”, “no merezco menos”. Y, sobre todo, es recordar que a veces, la primera persona de la que necesitas protegerte… eres tú.

Así que, por favor, “Despierta”. Es hora de dibujar tus propios límites, de honrar lo que sientes, y de empezar a cuidarte con la misma entrega con la que siempre cuidaste a los demás.

Te mando un fortísimo abrazo y espero que sigamos creciendo y despertando  juntas, porque no es un camino fácil pero sí gratificante y cuando lo hacemos juntas es mucho mejor.

María Piña

 

Sociedad

Las Noticias Más leidas